El 20 de abril próximo, las elecciones paraguayas podrían coronar ganadora a una mujer, hecho que no sería extraño para el cono sur, después de los casos de la chilena Bachelet y la argentina Cristina Kirchner.
Pero para Paraguay sería una puñalada en el medio del corazón machista de una sociedad muy conservadora.
Debe competir con el ex obispo Fernando Lugo y con el general retirado Lino Oviedo. Una mujer contra representantes de dos instituciones con agobiante influencia sobre la sociedad local.
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